Carlos se encuentra en la piscina nadando y siendo observado muy de cerca por los sedientos ojos de José. El hijo de Leonor no pierde detalle de los movimientos de ese chico tan guapo que le vuelve loco. Mientras José está sentado, ve como Carlos se pone de pie. Se acerca a donde está él ya que su toalla está al lado del chico. Se seca un poco. Jose tiembla al sentirlo tan cerca. Carlos le sonríe con complicidad por la sorpresa que le tiene preparada. Jose suspira. Carlos vuelve al agua. Animado por la sonrisa de él, Jose se lanza también. Sergio llega al rato. Carlos se acerca a él. Se saludan.
--creí que ya no venías.
--una apuesta es una apuesta --dice el otro con cara de fastidio.
--pues nuestro amigo ya está pendiente, aunque no sabe la sorpresa que le espera.
Sergio mira a Jose con desprecio:
--vaya, creí que tendría suerte y le habría atropellado el camión de la basura.
--¡no seas bestia, es un pobre chico y tampoco te va a costar nada. Tú actúa con normalidad¡¡
--¡¡pero como se pase de la ralla está se va arrepentir de haber nacido¡
Carlos le sonríe:
--vamos a darnos un chapuzón, a ver si hoy me ganas y se te quita un poco el mal humor por la derrota de ayer --dice Carlos con cara de felicidad.
Sergio se le ríe molesto:
--ja, ja... el que parece un pez eres tú. Así que no sé como puedo ganar...
En plan presumido, Carlos le dice:
--pero con la noche que he pasado... no estoy en plena forma.
--oye, oye. No te crees que eres la gran cosa porque aún te falta mucho para que te puedas comparar conmigo. No has hecho nada que yo no haya echo miles de veces.
Carlos le da un golpe en la nuca muy fraternalmente y le dice:
--venga, no te enfades. Vamos a nadar.
Aunque su favorito es Carlos sin dudar, a José le excita mucho ver a esos dos guapos chicos juntos, tocándose y sobretodo en la ducha.
--bueno y aunque el amigo de mi chico guapo es tímido y no me daré el gusto con él... pero igual... me gusta verlos juntos --dice para sí.
Carlos se retira a los vestuarios con naturalidad. Sergio está nervioso.
--¡no te gires¡¡ --le dice Carlos-- que viene detrás. Tú actúa con naturalidad y no pasa nada.
Aunque le molesta mucho la actitud de Jose, aunque no soporta ver como devora con los ojos el cuerpo desnudo de Carlos, Sergio se baja el bañador y se muestra desnudo ante Jose. El amigo de Carlos se pone muy tenso y es que a Jose se le ponen los ojos como platos..Carlos y Sergio se van a las duchas. Hay más chicos y Jose lamenta no poder ponerse al lado de ellos. De todas formas desde su ducha lo puede ir mirarlo. No pierde detalle del cuerpo desnudo de ninguno de los chicos guapos que tiene delante aunque donde más se para es en Carlos, por ser su favorito, y en Sergio, por la sorpresa.
--le parto la cara. --dice Sergio.
--no te hace nada.
--¡¡me ofende¡¡
Sergio se da una ducha rápida y en seguida se tone la toalla:
--yo ya cumplí con mi apuesta y éste ya me ha visto bastante, como siga así algún día le van a romper la cara y yo que me voy a alegrar.
Sergio se va. Jose sigue mirando a Carlos que le sonríe con compasión.
Y carlos ya tiene 27 años... A pesar de los años que hacen que se conocen ni Carlos ni Jose han cambiado su rutina. Ambos siguen yendo todas las tardes a la piscina. Carlos ha participado en varios campeonantos y ha ganado en varias modalidades. Jose no ha mejorado mucho su estilo, sólo va un rato, justo cuando sabe que su chico guapo no tarda en irse. Y su mayor ilusión es espiar a Carlos, nunca se han hablado. De vez en cuando el guapo joven regala a su admirador una sonrisa que lo llena de dicha a Jose.
En casa de Jose, Leonor está en su mecedora haciendo que lee su biblia. Mientras tanto, una joven de 20 años está haciendo las labores de la casa y atiendo todas las peticiones de la mujer, su madre. Aunque la trata como una criada. Llega el padre de trabajar. Su mujer no le hace ni caso pero la joven lo recibe con cariño.
--ahora mismo le pongo la cena, padre--dice la joven.
--esta muchacha vale oro, el día que se case hará muy feliz al hombre que sea su marido.
Leonor despega sus ojos de la biblia y se levanta:
--¡¡¿como dices eso? Manuela es una joven demasiado pura, demasiado casera como para casarse. Ella se quedará soltera para cuidarnos, especial a mi, que cada vez me aguantan menos las piernas¡¡ --dice Leonor haciéndose la víctima.
--pero es que la niña debe querer casarse, tener hijos¿verdad Manuela?
Leonor no deja que su hija conteste y dice:
--Manuela es feliz cuidando a su pobre madre y es lo que le hace feliz y lo que quiere hacer. Esa es su misión en la vida.¿verdad que es eso lo que quieres hacer?
--si, madre. Yo la cuido con mucho gusto --responde la joven que ha crecido sabiendo que ese era su destino.
Su padre la acaricia con tristeza:
--pero es que a mi me gustaría tanto tener nietos.
--¡¡para eso está Mariana, ella sí hará un buen matrimonio y nos dará nietos¡¡
Mientras Manuela pone en la mesa la cena de su padre, el hombre le dice:
--¿de veras que no te gustaría casarte? Tener novio¿enamorarte?
Manuela se asusta, su madre le ha hecho creer que el amor no es para ella, que es algo feo y tiene miedo a los hombres. Es por eso que apenas sale de la casa. Leonor se sienta en la mesa y de malos modos ordena a su hija que le sirva a ella de cenar también:
--luego tomaré un tecito.
--si madre.
Vento, el padre de Manuela, la mira con tristeza:
--me duele verte trabajar tanto. Yo creo que podríamos contratar una sirvienta.
--¡¡claro que no --dice Leonor-- a mi no me gusta meter a una extraña en mi casa y además no tenemos dinero. Con lo poco que tu ganas no nos alcanzaría. Además Manuela no puede estar todo el día de ociosa ¿verdad que eres feliz, Manuelita?
--si, madre --dice Manuela que no ha conocido otra forma de vivir.
--pero es que...
Leonor no deja hablar a su marido:
--si tu madre no le hubiera dejado la herencia sólo al niño pues no tendríamos tanta dificultades.
--si pero ¿para qué quiere Jose el dinero si va a ser sacerdote? Con lo que te da a ti...
Leonor en seguida lo calla:
--¡¡a mi me da muy poco y todo es para la casa¡¡
--¿y que hace él con todo ese dinero?
--pues supongo que sus donativos. A mi casi no me da.
El matrimonio se va a dormir temprano. Vento y Leonor duermen en camas separadas y hace años que no tienen intimidad. Vento ha sacrificado su vida sexual porque su mujer le ha hecho sentir que era un sacrilegio pedirle que se entregara, que ella a su edad es demasiado pura para eso. Y por su aspecto cualquiera diría que es así. Nadie imagina la doble vida que lleva. Cuando ya todos duermen, Leonor sale de la casa sin ser vista y se va al apartamento en el que Carlos vivió su primera vez. Allí cambia su aspecto totalmente. Su aspecto es agresivo y roquero. Detrás de un viejo cuadro esconde una caja fuerte con mucho dinero:
--tu fortuna está siendo muy invertida, suegrita, tu nietecito no sé que hará con el dinero que se queda pero el mío tiene muy buen uso. Y ya me encargaré yo de quitarle toda la fortuna a tu favorito. Suerte que no me pilló de sorpresa y lo convencí que tenía que ser cura. Si se casara alguna cualquiera se quedaría con mi dinero. Así aunque no sea en su totalidad seguiré disfrutando yo de esa fortuna.
Leonor va a una discoteca de moda. Se acerca a un guapo hombre que está en la barra.
--hola guapo --le dice.
El hombre sonríe.
--no estaba seguro que te volvería a ver...
--claro que sí Juan, ya sabes que me dejaste buen sabor de boca.y te traje el regalito que te prometí...
El hombre sonríe seductoramente y van al apartamento de la mujer donde hacen furiosamente el amor.
Al día siguiente, Jose va a visitar a su madre y le entrega un suculento cheque.
--ay hijo, muchas gracias. Pero no te deberías molestar. Tener que salir del seminario para venir a traerme dinero. Yo creo que lo mejor es que renuncies ya a tu herencia... ya casi eres cura.
--A mi no me cuesta nada, ya me va bien así.
-si pero es que revisando tus cuentas... por error claro... me di cuenta que gastas mucho¿qué haces para gastar tanto dinero?
--Donativos --dice el joven nervioso.
--pero yo creo que deberías frenar tus gastos.
Visiblemente nervioso, Jose da un beso a su madre:
--bueno, ya me tengo que ir.
--pero sí acabas de llegar.
Jose se va dejando a su madre con la palabra en la boca y es que tiene algo que hacer. Una cita de todos los meses. Y es que todo el dinero que gasta cada mes se lo entrega a un hombre, de unos 30 años, de nombre Carmelo y al que Jose mira con miedo.
--muy bien-- dice Carmelo.
--Yo creo que ya te he dado bastante ¿no?
Carmelo se le ríe y dice burlón:
--curita, si sigues asi nadie sabrá que te acostaste conmigo.
A Jose no le gusta que se lo recuerden:
--fue un error. En realidad fuiste tú ¡¡sólo pasó una vez nunca he estado con otro hombre¡¡
--¡¡bien que lo disfrutaste y ya que yo me sacrifiqué. Además tú me comías con los ojos en la piscina y sé que lo haces con todos Seguro que a tu madre le da un infarto si lo sabe¡
--¿y hasta cuando?
--hasta que me muera. Y cuando ya seas sacerdote el precio se duplicará.
José iba a hablar pero el hombre le hace gesto de silencio. Jose lo ve irse con culpa. Pagará lo que sea por su silencio. Tampoco quiere que lo sepa su chico guapo:
--fue un error... yo quería que fuera él... pero no me pude resistir... No quiero que lo sepas... no quiero que creas que soy un vicioso...
Seguir con sus estudios de sacerdote lo ayuda a creer que limpia su alma.
Jose se involucra mucho en la parroquia. Siente que debe expiar sus culpas. Después tiene un rato para ver a su chico guapo y ducharse con él. Cuando sale, como aún puede demorarse un poco más, va a un cibercafé. Le gusta chatear. Con el nombre de cachonda enamorada. Le divierte excitar a los hombres haciéndose pasar por chica. Ha puesto una foto de una chica morena que vio en la revista, de larga melena, que le tapa la cara. Muy sexy. De vez en cuando va mirando si hay algun chico nuevo de su ciudad. Es como si esperara a alguien. Va pasando fotos:
--¡¡no puede ser¡¡
Su corazón palpita fuertemente, es su chico guapo. No pone su nombre, sólo nadador solitario y está conectado.
--hola nadador solitario, te puedo hacer compañía? --escribe Jose.
--me gustaría mucho, cachonda enamorada escribe Carlos.
Jose da saltos de alegría, no puede creer que se esté comunicando con el chico del que ha estado suspirando desde su adolescencia.
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